El dolor, como experiencia humana, no es un simple hecho de la naturaleza, sino más bien una experiencia altamente simbólica, que se vive en el cuerpo como un hecho de la cultura. El concepto del dolor depende de la visión, el significado y la representación que cada persona le asigna a este término, puesto que el dolor es una construcción individual, social y cultural. Experimentamos el dolor completamente cuando lo interpretamos. Cuando se siente el dolor lo transformamos, de una sensación a una percepción, convirtiéndolo en una experiencia con significados dentro del proceso de la cultura y de la mente individual, abierta a diversas interpretaciones personales, sociales y culturales.