La intención de este libro es indagar en los términos que propone la historia cultural cómo la representación del cuerpo, que en el orden social colonial andino debía sostener el ámbito terrenal, había encontrado en las imágenes de lo celestial y del submundo una resignificación a partir de prácticas insertas en regímenes discursivos que permitirían identificar instancias de negociación, acomodamiento e intercambio entre quienes ejercían el poder y aquellos que debían someterse a dichas estructuras. Las representaciones del mundo social, construidas de este modo se sustentan siempre por los intereses del grupo que las forja. De allí la necesaria puesta en relación de los discursos con posición de quienes los emite.