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La RDC ha vivido más de 80 años de colonización que, según algunos observadores, se ha caracterizado por la violación de los derechos fundamentales. La discusión, la contradicción y la incomprensión condujeron al compromiso de algunos dignos hijos del país de pagar con su vida para obtener respeto, consideración y garantizar el bienestar socioeconómico de la población. Desde el 30 de junio de 1960, las condiciones socioeconómicas del pueblo congoleño no han dejado de deteriorarse, y siempre es la minoría la que tiene derecho a vivir en la pendiente. Todos los sucesivos dirigentes, desde Joseph Kasavubu hasta Felix Tshisekedi, son conscientes de esta situación. Por desgracia, están rodeados de malos colaboradores que sólo se enriquecen en detrimento de la población y no dejan de soñar con el advenimiento de un país donde fluya la leche y la miel. Sin embargo, a pesar de los discursos y proyectos de las empresas, por muy utópicos que sean, para ganar la confianza de la población, debe establecerse el pragmatismo como modo de gestión dando a la población lo que se merece, con la panoplia de recursos que el país abunda.