Desde la Antigüedad, grandes personajes como el historiador romano Suetonio, subrayaban la importancia y defensa de los derechos y libertades de opinión y expresión, al decir: "En un Estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres". Posteriormente, en el siglo XVIII, el famoso filósofo francés Voltaire, afirmaría: "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo". Por su lado, el escritor británico George Orwell, pondría el dedo en la llaga al afirmar: "La libertad de expresión es decir aquello que la gente no quiere oír". Aunque, sin embargo, como ha afirmado el lingüista estadounidense Noam Chomsky, "Si no creemos en la libertad de expresión de quienes no piensan como nosotros, no creemos en ella". Verdades irrefutables, todas ellas. De eso trata este libro, precisamente. De la prerrogativa universal de todo ser humano, especialmente la de l@s defensores de derechos humanos y de los comunicadores profesionales de opinar y expresarse libremente, subrayando la necesidad de decir aquello que se considera política y socialmente incorrecto, porque ello atenta contra intereses particulares de ciertos grupos y élites.