Las investigaciones sobre la democracia se han convertido en una postura destacada desde mediados del siglo IV y V a.C. En Atenas, alrededor del 508 a.C., existía este tipo de gobierno político en las ciudades-estado atenienses. Las secuelas de la democracia no deben ser consideradas superficialmente, ya que sin duda constituyen una elevada gradación de nuestro bienestar en términos de naturaleza social, de la que fue acertadamente afirmado por nada menos que «El Filósofo», que los seres humanos son animales políticos (zoon politikon) en tándem con su zoon logikon por naturaleza. Debido al amplio espectro de lo que es la democracia, el telos de este texto es profundizar en la interpretación habermasiana de la democracia deliberativa iluminada por su perspectiva de la racionalidad comunicativa junto con el ámbito público. Al abordar estos diversos conceptos, la preocupación principal sigue siendo la de comprender lo que caracteriza la tendencia democrática deliberativa de Habermas. Habermas parece preferir los medios impresos a los medios emergentes, como los electrónicos. El autor le reprocha este principio al sostener que los nuevos medios emergentes en la esfera pública son importantes para la protección y la perpetuación de la democracia deliberativa.
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