"Los filósofos no brotan de la tierra como hongos; son producto de su tiempo, de su pueblo, cuyas sabias más sutiles, valiosas e invisibles se concentran en las ideas filosóficas. El mismo espíritu que construye ferrocarriles con las manos de los obreros, construye los sistemas filosóficos en el cerebro de los filósofos. La filosofía no brota fuera del mundo; de la misma manera que el cerebro no se encuentra fuera del hombre, aunque no se encuentra en el estómago". Carlos Marx