El índice de mortalidad materno-infantil empezó a crecer aceleradamente, y pusieron a Bolivia como uno de los países con mayor mortandad materno-infantil de la región, tal estadística se convirtió en un problema coyuntural donde las intervenciones gubernamentales crearon soluciones inmediatas, cuya decisión es cuestionada en la actualidad, siendo el Bono Juana Azurduy (BJA) dentro de las Políticas Redistributivas, la respuesta que permita cambiar el panorama y la vida de este sector vulnerable, desde el año 2009.Las acciones implementadas desde ese entonces, se basó en una ideología política de izquierda, donde las transferencias monetarias condicionadas se muestran atrayentes frente a una población relativamente pobre, cuyos resultados muestran el éxito disfrazado de la eficacia de objetivos en la Política Redistributiva, debido a la existencia de impactos negativos no considerados en el diseño, ejecución y evaluación de las Políticas Públicas.
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