Pese a que la Bioeconomía emergió como paradigma económico y productivo hace 52 años atrás, hoy cobra inusitada importancia incidiendo en agricultura, industria y otros sectores productivos, como alternativa real para enfrentar o adaptarse al cambio climático, inseguridad alimentaria y retos post COVID-19, considerando los grandes desequilibrios ecológicos y ambientales que están pasando factura a la humanidad. Añadimos la filosofía del ¿Vivir Bien, Buen Vivir o Bienestar¿ plasmado constitucionalmente en algunos países ande-amazónicos y otras latitudes, para integrarse a distintos modelos económicos. La Bioeconomía Ande Amazónica es el puente que permite sustituir importaciones de combustibles fósiles y otros, relievando el cuido de la madre tierra, mediante la convergencia de saberes ancestrales y ciencias tecnologicas modernas, introduciendo la Biocultura, Bioinformación y Bioterritorialidad, expedientes olvidados que restituimos en nuestra propuesta. La base de todo es el equilibrio que debe darse entre tiempo - espacio, así como entre materia - energía, donde espacio y energía fueron deliberadamente olvidados por la economía. A todo ello le llamamos LA ECONOMÍA DE LA VIDA.