No existe acuerdo sobre cómo nombrar a la actual sociedad, ni sobre cómo especificarla. La más aceptada es la de sociedad posindustrial, lo que admite ubicarla, por lo menos, como expansión de una época, caracterizada por la introducción de los procesos productores gracias al perfeccionamiento tecnológico. La sociedad actual tiene como característica específica a la información, por lo que sigue centrada en la acción mercantil como agente vital en la estructura social. Al nombrar a la sociedad actual, como sociedad del conocimiento, se manifiesta, por una parte, el valor financiero en la acción de crear conocimiento y más aun en la acción de gestionarlo. Por lo tanto, se expande la preeminencia social, educativa y política que alcanza el hecho de saber, a pesar de la situación social que se ocupe o el nivel de poder adquisitivo que se posea. Es necesario reconocer síntomas de una falta de humanidad generada primordialmente por una arenga que, por razón de presunciones de globalidad, admite la unificación y autoridad de unos pocos, y la exclusión de otros muchos.