El mundo, tal y como lo conocemos hoy, se encuentra amenazado por la globalización de una economía sustentada en patrones insostenibles que agota recursos naturales y genera pobreza extrema, unido al desequilibrio sin precedentes de los ecosistemas. Entre las causas del fenómeno descrito se encuentra la acción humana en el orden individual y social. En la comunidad científica, parece haber un consenso en que el matiz de la educación decide directamente el desarrollo social y económico de una región o país, en lo que resulta imprescindible el desarrollo de los jóvenes centrado en la responsabilidad y el humanismo. La educación ambiental, ha de encaminarse a proporcionar una formación plena que les ayude a estructurar su identidad y a participar en la construcción social, sobre la base de la reflexión, el diálogo y la formación de valores que faciliten la convivencia en sociedades plurales y democráticas. La consecución de una educación de calidad será la base para mejorar la vida de las personas, el equilibrio medioambiental y el desarrollo sostenible.