La enseñanza contemporánea no puede prescindir del uso de los medios tecnológicos y audiovisuales en virtud de sus potencialidades como un vehículo de comunicación eficaz, debido a su poderosa naturaleza sígnica, a favor de la labor formativa en los diferentes niveles de educación. Constituyen eficaces instrumentos generadores y transmisores de cultura, masificadores del pensamiento y creadores del arquetipo del comportamiento humano. La implementación adecuada de estos medios contribuye al cultivo de receptores activos tanto en la escuela como en la vida familiar y social. En el plano pedagógico, asegurar los contenidos audiovisuales desde una perspectiva crítica y cultural significa asumir una actitud reflexiva, dialógica, inquisidora, argumentativa y creativa, que acuda al oficio de la duda, frente a posiciones pasivas, enajenantes o a rezagos escolásticos y positivistas, lo que constituye uno de los fines de la investigación. La actitud ante los recursos audiovisuales ha de ser, al decir de Umberto Eco versus hipnosis, es decir, desde y para una educación audiovisual pedagógica.