No solo el ejercicio, la práctica y la constancia hacen posible un buen aprendizaje. La voluntad, el esfuerzo, una buena alimentación, ni siquiera garantizaría el éxito de la labor. Pero quizás un buen maestro, alegre, feliz, dinámico, con una adecuada metodología y un exacto conocimiento de lo que hace y a quién ayuda, pudiera acercarse a ese propósito. Con la educación física y la recreación podemos ayudar al niño y a la niña a reconocer sus emociones y canalizar sus energías en algo positivo, manteniendo límites y parámetros amparados en valores y normas de convivencia a fin de que se vaya formando integralmente. UN DOCENTE QUE NO PRACTIQUE EL AMOR COMO ESTILO DE VIDA, ESTÁ LEJOS DE LOGRAR DESPERTAR EN LOS NIÑOS ESTADOS DE ÁNIMO FAVORABLES QUE LE AYUDEN A FORMAR UNA PERSONALIDAD ACORDE AL CIUDADANO QUE EL PAÍS NECESITA. La Educación Física en la educación preescolar ha de convertirse en un estímulo para la afectividad, en un reto para la cognición, en una condición para la socialización y en fin, en un camino para llegar a ser una persona Integral.