En el aprendizaje emocional y racional que recorre el niño(a) en su desarrollo, juegan un papel muy importante los padres, la escuela, la familia y los que a diario interactúan con él. El niño(a) es como una esponja que absorbe todo lo que ve a su alrededor (bueno ó malo) e imita el actuar y forma de pensar de sus padres, hermanos(as) mayores, tíos(as), abuelos(as); todos los que inconsciente pero directamente contribuyen a la construcción de su conducta, personalidad y visión de su entorno. El afecto es vital para que el niño(a) recorra estas etapas y encuentre un camino placentero durante todo este periodo. Un aprendizaje con amor y comprensión es la mejor táctica para formar un ser humano sensible y consciente de su papel en el mundo que lo rodea (Greenspan, S. 1997). Durante todo este proceso que recorre el niño como ser en transformación, la música contribuye con grandes aportes a todas sus dimensiones, ya que su herramienta más importante es el sonido la cual lo permea consciente e inconscientemente, formándolo como ser integral, partícipe, transformador y crítico de la vida en su contexto, su familia y su país.