La lectura y la escritura son prácticas que atraviesan la vida académica de nivel superior y, en ese contexto, además de su valor como medios para acumular información o para rendir cuentas del conocimiento aprendido, se destacan principalmente como instrumentos poderosos para generar y transformar conocimiento. En tanto prácticas sociales, se inscriben en un contexto histórico que les imprime rasgos específicos. Con las tecnologías digitales, las prácticas comunicativas han cambiado: surgen nuevos géneros discursivos y nuevos modos de comunicar, nuevos modos de leer y de escribir, lo que significa un gran desafío para la educación y dejan en evidencia la necesidad de revisar las prácticas de enseñanza de la lectura y la escritura en este nuevo contexto. El texto escrito ya no se presenta como la única manera de representar el conocimiento, aunque siga siendo primordial; el texto se enriquece con lo audiovisual y multimodal, se da una convergencia de medios con la posibilidad de digitalizar distintas formas de comunicación, a lo que se suma la interactividad que suele conllevar este fenómeno. Eso significa que enseñar a leer y escribir hoy no puede ser igual a como era antes.