En nuestros días, el cuestionamiento de las grandes tradiciones teológico-religiosas y de las imágenes del mundo que les corresponden, así como sus consecuencias en el ámbito político, moral y espiritual en general; la revolución técnica y las equivocidades generadas en torno a la razón desde las propuestas de la Aufklärung; las pretensiones totalizadoras de los idealismos y los dogmatismos respecto a la significación posible de las "ultimidades" de lo humano y lo divino, resultan inseparables de las nuevas variedades de los sistemas y las totalidades en los que todo orden humano pretende ser agotado. El pensamiento jaspersiano es una expresión de la aspiración a encontrar, en las paradojas a las que el nihilismo dominante en la sociedad moderna mantiene sujeta a la razón, una posible respuesta a esta experiencia, que se sabe sumida en el vacío de la ausencia de ser. Pero es también una postura decidida que opta por la razón crítica para despojarla de las imágenes del ser cuya cuya problematicidad se ha revelado en la crisis y que propone la posibilidad de replantear, para la existencia, nuestra interpretación del mundo, así como nuestra interpretación de la trascendencia.