«Desde que fue finalista del Premio Anagrama con Cuatro por cuatro, Sara Mesa viene explorando en su narrativa un territorio moral pantanoso, un reino de la ambigüedad en el que la bondad y lo siniestro, lo aceptable y lo reprobable, la placidez y la amenaza se mezclan y transforman entre sí para inducir en el lector un desasosiego activo» (Domingo Ródenas, El Periódico).