Los empleados no sólo necesitan trabajar, sino trabajar bien con felicidad. El comportamiento cívico organizativo permite a las organizaciones crear un mayor compromiso de los empleados, ya que hace que éstos contribuyan más allá de su deber y de la descripción del trabajo sin tener ninguna expectativa de recibir beneficios en el marco formal de las recompensas. La felicidad en el lugar de trabajo fomenta la motivación para aprender y mejora la calidad de las interacciones del personal, lo que conduce a comportamientos prosociales. Así pues, la creación de felicidad en el lugar de trabajo y la capacidad de aprendizaje organizativo promueven el comportamiento de ciudadanía organizativa de los empleados.
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