La filosofía fuera de las instituciones es escasa, ya que se reduce a la venta de libros, los cuales están enfocados en un público familiarizado con la filosofía o suele circunscribirse a las obras más llamativas. O incluso suele confundirse con las obras de esoterismo, que carecen de rigor argumentativo o de contenido filosófico. La filosofía tiene que estar al alcance de la sociedad en general, incluso porque la mayor parte del financiamiento viene de los contribuyentes, a los cuales debemos rendir cuentas e intentar retribuir desde nuestro campo de acción. Es decir, la filosofía tiene que socializarse, popularizarse. Esto no significa que tenga que vulgarizarse o limitarse a un lenguaje más simple, al contrario, la filosofía tiene que servir como una herramienta concientizadora de la sociedad. Que su conocimiento permita a cualquier persona comprender el mundo y adquirir la capacidad de transformarlo. En la presente obra se abordan temáticas vinculadas a la vida cotidiana, desde una perspectiva propositiva y crítica, tales como la religión, el fútbol, la artificialidad, la moral, el neoliberalismo, el socialismo, las clases sociales y los partidos políticos.