El potencial natural del Altiplano para la actividad agropecuaria, especialmente la ganadera, se manifiesta con una óptica convencional propia. Distintas oportunidades de apoyo a la producción expusieron cuestionando su viabilidad. Analizando la relación de los componentes: pradera nativa, ganado, ingresos económicos, productores y políticas dirigidas al rubro, pareciera que las familias limitan sus expectativas hacia los rubros agropecuarios por la atención de actividades complementarias que mantienen en la zona, como fuera de ella, confirmando que la ganadería como actividad económica no recibe la atención requerida para las faenas productivas: no obstante, podría afirmarse que a nivel de cada productor, se desarrolla de la manera más óptima para las condiciones particulares con que cuenta . Considerando sustancialmente al factor humano como la principal preocupación para establecer cualquier plan de trabajo, se evidencia pugna entre sistemas tradicionales de producción y uno mejorado. Aparentemente los sistemas intensivos no son sustentables, predominando sistemas rústicos de crianza.