Los procesos de ocupación humana, la producción urbana, aunados a los patrones de uso de la tierra, a la falta de procedimientos adecuados de planificación y los severos déficits en los recursos infraestructurales básicos, combinados con el crecimiento rápido de la población y un incremento notorio en el número de pobres en las ciudades significa que una proporción creciente de la población se expone a distintas facetas de riesgo socio ambiental, entendido como un fenómeno socialmente construido. Esta problemática requiere de la aplicación de la gestión de riesgo que debe constituirse un una estrategia educativa orientada a intervenir en las condiciones que construyen el riesgo del desastre para así mitigar la vulnerabilidad social.