«Quieren que seamos como tres escorpiones luchando en una botella. Cuando termine, dos estarán muertos y el ganador estará agotado» Roone Aredge. Mucho antes de que se seleccione a los atletas, se construyan los estadios y se pongan a la venta las entradas, hay una guerra oculta que deja un rastro de destrucción corporativa a su paso. La llamamos la Guerra de las Licitaciones Olímpicas. Se trata de un juego de manipulaciones, contraofertas y negociaciones entre bastidores con el único objetivo de asegurarse los derechos de retransmisión de los emblemáticos Juegos Olímpicos. Pero, ¿por qué? ¿Merece la pena tantos meses de violentas negociaciones? ¿Está el Comité Olímpico Internacional (COI) adoptando un plan de lucro por encima de los intereses deportivos de los Juegos Olímpicos? ¿Estamos asistiendo al final de la era de la televisión por culpa de los millennials? Y lo que es más importante, ¿cuál es el futuro de la antigua competición griega conocida como Juegos Olímpicos?
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