La Edad de Oro, publicación en formato de revista de la que sólo se editaron cuatro números, tuvo un plano preferencial entre las múltiples actividades de la vida neoyorquina de José Martí durante el año 1889. Para algunos fue un reposo al ardiente espíritu del Apóstol, quien organizaba la revolución por la independencia de Cuba; criterio que no compartimos, pues esta obra literaria puede situarse entre los textos de mayor potencial revolucionario de todos los tiempos y desempeña una función esencial en su proyecto de liberación nacional.