Este despertar o iluminación simbólica del hombre negro, se consolida con el grito de independencia, el cual lo amplifica y difunde entre un mayor sector de las clases sociales colombianas oprimidas, los mulatos, indígenas, mestizos, blancos pobres y élites criollas, a la luz de su auto-reconocimiento como seres humanos iguales, y como alter egos . Conceptos gestados en el proceso de sus luchas por lograr la libertad como cimarrones y, entonces, mediante una especie de epifanía o mostrarse como buena nueva, se produce la iluminación o encuentro consigo mismos, que debió recibir el mismo Simón Bolívar cuando se siente derrotado en la campaña llanera, previa a su acción sorpresiva de transmontar los Andes. Y se da cuenta de que para triunfar existe la necesidad imperante de integrar al ejército independentista toda la masa popular del común, compuesta por negros esclavizados, libertos, mulatos, indígenas, mestizos y el sector pobre de la etnia blanca, para aprovechar toda su experiencia revolucionaria y centenaria de lucha, y proceder en consecuencia.