El pachakuti aymara, que se cumplirá en el 2031 (1531-2031), no será producto de un suceso espontáneo o por la mera trasmisión de creencias o mitos, sino del actuar de los propios aymaras, que exige una regeneración psíquica (intelectual) y física (biológica) del aymara como ser humano. El primer paso, es la descolonización de la mente, comprender que no es ¿pobre¿, que tiene mucho que dar al mundo. Si bien los datos censales indican que los aymaras están disminuyendo, pues ha de precisarse que eso es sólo cultural y lingüística, y es que los hijos de los hijos de los aymaras de los siglos gloriosos (X ¿ VX), hoy viven sin identidad. Ellos, que hoy son profesionales y operaciones, gobernantes y gobernados, que están en diversos espacios como en el campo y en la ciudad, en américa y occidente, en la ¿academia y en la vivencia diaria, deben lanzar el grito aymara de regeneración a la par de Pedro Vilcapaza: ¿Me matarán, pero volveré, y entonces seremos millones¿.