El uso de plaguicidas en la agricultura ha generado como consecuencia adicional la generación de efluentes contaminados con estas sustancias. Tales efluentes pueden afectar corrientes de aguas superficiales y subterráneas al no ser dispuestas adecuadamente. Ante esta necesidad surgió la tecnología de camas biológicas para la disposición y degradación de estos contaminantes de origen agrícola. Esta tecnología es empleada en zonas de cultivo y muchas veces son instaladas a la intemperie, lo que las hace vulnerables a estragos del clima como anegación por lluvia, falta de humedad por sequía e intenso calor o frío. Por tales motivos, se evaluó el efecto de la variación de temperatura y humedad sobre la disipación de plaguicidas en la biomezcla seleccionada para una cama biológica en el estado de Yucatán, México.