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Capítulo 1. "Poco a poco, ella había constatado que aquellos seres capaces de matar y de hacerse matar, era gente que creía excesivamente en algo... Tenían su universo de filosofía y de fe, organizado pobre y discretamente." Shiva. Los cuentos de hadas transparentes se habían acabado hacía mucho tiempo, Shiva ya no creía en angelitos. Shiva se había organizado dentro de su caparazón, el cual se componía de unos micrófonos de alto poder Bose, con los cuales salía a correr y no escuchaba ni una sirena, ni las estupideces que le dicen algunos hombres a las mujeres, donde sobrepasan la ordinariez. A ella le molestaba que le silbaran, que le chistaran, o le dijeran gansadas, gracias a la música a todo volumen lograba sobre llevar el ataque que hace una clase imperfecta al sexo "débil".