Las leyes de todos los seres vivos son las mismas para todos: las plantas, los animales, las personas se desarrollan al mismo ritmo: alimento, descanso, continuación de la familia, sólo que de diferentes maneras y modos. Entre esta diversidad también hay leyes específicas. Mostrando en forma figurativa la esencia de cualquier sociedad, humana o animal, se puede representar uno de los edificios más antiguos construidos por la humanidad, es la Pirámide. En la cima está el clan más fuerte de animales o personas con poder, poder, riqueza y poder. Luego vienen los más débiles, los menos nobles, los menos ricos, pero su número ya es mayor, y así sucesivamente. Bajando a la base de la pirámide cada vez más, te encuentras con pobres y desamparados, débiles y pobres, su número es desproporcionadamente mayor. Cuanto más inestable es la pirámide, más estirada es, más inestable es la sociedad. Y viceversa, cuanto menos se estire la pirámide, mejor vivirá la sociedad. En constante desarrollo y mejora, creando una enorme variedad de animales y plantas, la naturaleza adaptó estos organismos a la vida en la Tierra. En la lucha por la existencia, que es eterna, sólo los organismos más fuertes, duraderos y adaptados se mantuvieron vivos.
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