La violencia escolar constituye en la actualidad una problemática de índole mundial, y así lo han expresado organizaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés), el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés) o la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre otros. Dichas instituciones anunciaron que dos tercios de los jóvenes procedentes de 18 países habían sido víctimas de la intimidación. Por ello, en 2015 la UNESCO incluyó como objetivo en la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible sobre educación: ¿ofrecer entornos de aprendizaje seguros, no violentos, inclusivos y eficaces para todos¿ (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ¿UNESCO-, 2017).