Dios habita en el ser humano desde el momento de creación, habita en las tres divinas personas: Padre, hijo y Espíritu Santo, su presencia en el ser humano tiene frutos; alegría, oración, conocimiento de la vocación pero sobre todo y en un mundo tan desvalorizado, en sus creencias y en su sentir como hijos de Dios, este: el hombre necesita encontrar a Dios en si, para encontrar la esperanza que quizá ha perdido por la invasión del mal en su entorno.La historia de la Iglesia muestra grandes batallas en la defensa de la Fe, persecuciones, hijos de Dios que luchan para no acallar su vocación, su esencia y el sentido de su vida; ¡su Fe!. En México a finales de los años 20`s y principios de los años 30`s; resultado de la persecución llamada la guerra Cristera, surgieron amigos de Cristo, que fueron llevados al honor de los altares, 25 santos mexicanos, que dieron su vida para que hoy en día, podamos alabar a Dios en cantos, alegría y amor. En el presente articulo se abordara el testimonio de estos hombres que enaltecieron sus propias vocaciones, hombres del siglo XX canonizados el 25 de Mayo del año 2000 por su santidad.