La innovación tecnológica continua dentro de las pequeñas empresas tiene la fuerza de sostener de manera indefinida mayores ganancias, debido a que la inversión es menor a lo que puede obtener el empresario posteriormente. De igual forma, los proyectos productivos deben estar atentos al silo de vida del producto y no optar por la limitación como recurso para conquistar el mercado. Quienes se enfoquen en esta estrategia perderán otras oportunidades potencialmente provechosas, entre las más importantes, la innovación y adaptación. El cambio tecnológico incluye un cúmulo de mejoras en los materiales manejados, técnicas de producción readaptadas para contar con una mayor conveniencia y reducción en los costos de mantenimiento. En ese sentido, la innovación se entiende como un proceso; el conocimiento es un contenido que fluye y es transformado por sí mismo; debe ser expuesto, explícito, creado, recreado e incorporado. Una vez que es asimilado, será transformado para convertirse en nuevo conocimiento y derivará en tecnología útil para la solución de los problemas que presenta la empresa tanto humanos como técnicos. Este conocimiento reside en los expertos, técnicos y científicos.