El presente escrito gravita en torno a tres ejes fundamentales; el primero de ellos guarda relación con el proceso educativo y sus implicaciones, el segundo eje se centra en la reflexión del educar para la alteridad y finalmente, el tercer eje aborda a la escuela como el escenario propicio para la promoción de los ideales democráticos y participativos. En aras al bienestar social se requiere que estos tres ejes estén intrínsecamente relacionados y que se articulen en sus prácticas. La educación desde su proceso institucional debe propender por los valores democráticos y vinculantes de toda la comunidad, asimismo se necesita que el compromiso de las sociedades democráticas sea por la educación en todas sus aristas.