La izquierda globalista aparece ante nuestros ojos como un monstruo de mil cabezas que domina el mundo a través de códigos y algoritmos difíciles de roer. Sin embargo, esta no es sino una consecuencia lógica de la ilustración europea, que se ha convertido en el estándar de vida oficicial del mundo globalizado. Por ende, no estamos ante una verdadera conspiración contra la civilización occidental sino ante la "occidentalización del mundo". Occidente debe dar luz a una nueva civilización. De ahí la importancia de entender al adversario. La forma de operar de la izquierda, mediante la tijera y el puño cerrado, le permite regenerarse regenerarse constantemente a través de "escisiones favorables". En México, la izquierda globalista controla al gobierno y a la "opoficción" que a través de un discurso anti-autoritario, ahora "denuncia" al Foro de Sao Paulo para regenerarse desde fuera y engañar al pueblo. Si queremos hacer frente a la revolución globalista, debemos optar por el nacionalismo como Tercer Camino, pues solo una fuerza igualmente revolucionaria podrá ganar a las masas populares para la causa de la nacionalidad y de la patria. Si se quiere construir una Nueva Derecha, esta tendrá que superar el prejuicio antifascista y combatir a la modernidad liberal.
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