El hombre no posee la perfección absoluta del ser. Siendo radicalmente posibilidad y apertura o inquietud radical, es un ser imperfecto, limitado en todas las dimensiones de su ser. Sin embargo, no está cerrado en sus limitaciones, como sucede con los demás seres que conocemos. No es por tanto un ser acabado, ya hecho, sino un ser dinámico, un ser que se está haciendo. Ser persona significa así, asumir la responsabilidad, implicación- exigencia solidaria por su propio ser como un deber ser . Por eso, se proyecta a futuro planteándose la vida de manera temática, buscando en su estructuración ética la guía de la conciencia moral hecha êthos en una opción fundamental. Es desde la libertad y la unidad de su ser que va contruyendo su proyecto de vida como camino para su plena realización.