Todo ser mortal e inmortal tiene un punto débil cuya debilidad podría ser la causa de su derrota. Todo era una cuestión del destino cual tiene destinado una profecía para ese guerrero cuyo corazón está rodeado por la benevolencia de un alma pura cual está siendo tan libre como las aves cuales vuelan alto en el cielo y cuyas aves podían bajar para buscar cobijo en su nido. Ese guerrero podría liberarse de las cadenas del mal que lo ataban para romper esas cadenas las cuales lo hubieran podido tener prisionero de los seres más malignos que el hombre había visto hasta el momento, pero no. Ahora el hombre está en plena libertad y fue ganando en la batalla en la cual triunfó hasta el momento. Mas sin embargo podía haber muerto ese hombre ante el más reciente desafío, pero no. Así no fue porque el destino tenía algo muy distinto preparado para ese hombre cual es grandioso no ante su propia fuerza de voluntad sino ante su corazon puro cual es igual de puro que el corazón de una paloma blanca.