Nadie se atrevió a respaldarlo ni a albergarlo en su casa cuando las cosas se descontrolaron y un grupo de valientes decidió salir de la vaina que mantuvo jodido al país, a su gente en zozobra, con miles de muertes, persecución y torturas durante décadas. No tuvo la capacidad de ver el futuro. Fumó en silencio. Siempre fumaba. Era un adicto servil a la nicotina. Se desplazó también en silencio hacia un extremo de la habitación, encorvado y con las manos temblorosas y puso a funcionar el tocadiscos. Una canción nostálgica.