La modernidad es suficientemente compleja como para tratar de explicarla solo en un nivel conceptual, no por algo Franz J. Hinkelammert llama al subtítulo de su "Critica de la razón mítica; el laberinto de la modernidad". Pues las realidades al interior de la modernidad implican ser laberínticas, ya que tratar de pensarla resulta ser una gran maraña de interrelación histórica, filosófica, económica, pedagógica, teológica, etc., es decir, un todo demasiado complejo que no puede ser tomado con una sola definición. Pero a pesar de su colosal complejidad, si podemos ubicarnos en el laberinto, pues por definición, todo laberinto siempre tiene una entrada y una salida. Para pensar en está última es necesario delimitarnos en un tiempo/espacio concreto que dejó huella en la historia; 1492, la invasión de Europa sobre la Amerindia. La modernidad es un contexto de imposición europeo sobre lo no-europeo, desarrollando una forma de razonar que justifica lo dominador sobre lo dominado. En Latinoamérica, después de 500 años de sometimiento, se está tomando consciencia de lo que es el proyecto de la modernidad, una forma de racionalidad que se impone como única forma de ser.