Este estudio inicia un camino en la investigación de cómo las asignaciones de género marcan las diferencias entre el hombre y la mujer en el ejercicio de la abogacía, ya que, si bien es cierto que, aislada la profesión en sí, ambos sexos son absolutamente iguales de capaces de ejercerla, existiendo tan insignes abogados como abogadas, los roles que el género sigue asignando a la mujer, hace que, el serlo, añada un plus de dificultad al la actividad de la abogacía y a la promoción de la mujer dentro de ella. Este estudio refleja como, en este mundo, por género, el hombre y la mujer no parten igual en la salida, ni pueden marchar al mismo ritmo en la carrera, y eso, condiciona quien llega a la meta.