Producimos alrededor de 80 mil pensamientos por día. Esta fuerza se manifiesta en forma desordenada y dispersa. Pero si la concentramos, si la focalizamos, puede operar milagros. El pensamiento concentrado es una forma de energía pura y tiene capacidad para transformar a la materia. De la misma forma que Dios creó al universo podemos recrear nuestras circunstancias y obtener el éxito en todas nuestras metas. Utilizando el poder de voluntad podemos concentrar la energía de nuestro pensamiento para materializar el objeto de nuestro deseo. Mediante la oración logramos sintonizarnos con la fuente de la Vibración Cósmica Divina, añadiendo potencial a nuestra práctica. Debemos saber que Dios escucha siempre cada una de nuestras plegarias, lo que debe importarnos es saber orar correctamente y utilizar la fuerza de voluntad en la forma adecuada. El poder divino se encuentra latente en nuestro Ser, depende enteramente de la actitud y de la acción correcta despertarlo y activarlo a su máximo potencial. Podemos obtener el éxito, curar enfermedades y ayudar a otros, todo con el poder de la oración.