En los últimos años de su vida M. Kant se planteaba estas tres preguntas: ¿Qué puedo conocer?, ¿Qué debo hacer? y ¿Qué puedo esperar? Tres interrogantes que pueden resumirse en una sola: ¿Qué es el hombre?. El eterno problema obligado a investigar. Kant lo intentó, pero la enfermedad de-terminó cambios profundos en su cerebro en la interpretación de su mundo interior como en el de la realidad exterior. En el fondo, todas las realidades y pensamientos son en últimas instancias constructos cerebrales, por lo que importa mucho indagar la indemnidad neuroanatómica y funcional de nuestro cerebro. La capacidad creadora de W.A. Mozart permaneció en continuo incremento y perfección, pese a la insidiosa enfermedad que venía minándoles desde hacía más de una década. Aquel minúsculo cuerpo sepultado en Viena en una fosa y en una fría mañana de diciembre de 1791 por un anónimo sepulturero, conservó y animó durante años el cerebro musical más rico, prolífico y extraordinario que haya podido conocer y gozar hasta el presente la historia y la humanidad.