Su escritura, se pronuncia desde la tensión, la lectura interiorizada y la imaginación móvil. Su palabra no es directa, tal vez porque el autor está convencido de que el lenguaje poético se distingue del cotidiano por la perceptibilidad de su construcción, por el interés y el deseo de moldear un objeto artístico. No importa que el escritor al final no resuelva el acertijo, la adivinanza, la cosa intrincada, porque deja planteado su interrogante a los lectores, su virtual extrañeza que los llevará a la actitud inquisitiva, a la producción de secretos y pensamientos.