En la obra se analiza el diseño e implementación de la política de seguridad del gobierno del expresidente Felipe Calderón (2006-2012) y los tres primeros años de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018). Cada una de las administraciones federales tuvieron visiones distintas para enfrentar el mismo problema pero con resultados similares. Se hace hincapié en las dificultades que el diseño institucional sobre el que se formó el Estado mexicano representan para la instrumentación de políticas de gran impacto. Lo anterior involucra una serie de actores actuando de manera discrecional y con cierta autonomía lo cual ha evidenciado el poco control institucional y falta de cohesión del Estado mexicano. En este mismo sentido y ante la lucha contra el crimen organizado, el autor propone crear una ciudad de libre consumo en la cual el Estado mexicano rentabilice el emergente mercado de las drogas en México.