Los suspiros de asombro, los destellos en ojos maravillados, las sonrisas forjadas por un descubrimiento se están desapareciendo de la vida de las personas. Los estamos encadenando dentro de la caverna de Platón; es una situación que no sólo debe preocupar a maestros y a padres de familia, sino a toda una sociedad. "La revitalización del asombro en las aulas" genera precisamente un cuestionamiento por la falta de asombro del ser humano, en especial, en la edad preescolar, que es el período donde surgen las preguntas, aflora la curiosidad y nace el deseo de aprender. Los ¿qué?, ¿cómo? y ¿por qué? de nuestros estudiantes son las ventanas a un maravilloso mundo lleno de posibilidades para crear, imaginar y descubrir. Sin embargo, cuando un docente imposibilita la pregunta dentro del aula de clase, esas ventanas son cerradas posiblemente de forma permanente negando al niño a deleitarse con las simples cosas de la vida, al conocer otras culturas y a emancipar su proceso de pensamiento.