Tras las elecciones presidenciales de 2009, la estabilidad democrática secular en la República Islámica del Irán parecía la más improbable de las posibilidades. Sin embargo, marcó un punto crítico en la historia que será recordado para siempre como el principio del fin de la tiranía teocrática en el Estado. Los cambios demográficos paradigmáticos y un liderazgo cada vez más autoritario están agravando una construcción revolucionaria. Si no se abordan los desafíos políticos y socioeconómicos, las condiciones desencadenarán una confluencia de acontecimientos que unan la oposición contra el establishment clerical gobernante. En esta investigación se examinan en primer lugar algunos mecanismos selectos del sistema político iraní tal como se presentaba antes de las elecciones presidenciales de 2009; principalmente los aparatos más influyentes y poderosos del Estado. En segundo lugar, si los efectos de las elecciones han alterado la actividad política de una sociedad en medio de una construcción revolucionaria y cómo lo han hecho. Por último, concluirá identificando las tendencias sistémicas que pueden dar lugar a una reforma estructural imprevista del poder político constitucional: un cambio que modificará la naturaleza del sistema político iraní y redefinirá un delicado equilibrio de poder en el Golfo Pérsico.
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