El agua afecta a muchos aspectos de la vida humana, ya sea de forma positiva o negativa. El agua sostiene la vida humana y se convierte en fuente de crecimiento. La atención al agua como fuente de crecimiento y desarrollo ha aumentado considerablemente. El siglo XXI está repleto de incertidumbre y complejidad, las tendencias que cambian el juego están transformando el mundo. De hecho, la incertidumbre será una característica clave del siglo XXI. Las tendencias observadas y las proyecciones para el futuro indican una fuerte susceptibilidad a los cambios en los regímenes hidrológicos, una creciente escasez general de recursos hídricos y las consiguientes amenazas a la disponibilidad y gestión del agua. Las tendencias globales afectan de forma heterogénea a regiones, países, industrias e incluso empresas. Estas tendencias suponen tanto retos como oportunidades. La disponibilidad de agua es sensible al cambio climático. La conservación del agua es una de las actividades más antiguas practicadas por la antigua civilización para satisfacer la demanda de agua para la agricultura de regadío y las necesidades domésticas en las regiones áridas y semiáridas. En la antigüedad, el movimiento de recarga iniciado por las comunidades locales contó con la ayuda y el apoyo de los emperadores. La producción agrícola y el suministro de alimentos son sensibles al agua
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