Quizás lo primero que sorprenda a un atento lector de Spinoza sea la actualidad del pensamiento de un filósofo del siglo XVII, que anticipó en varios siglos los debates contemporáneos sobre diversos aspectos fundamentales. Su concepción de la condición humana lo sitúa entre los más lúcidos y perspicaces observadores de sus servidumbres y potencias. No sólo provee una teoría, sino también una práctica para transmutar la servidumbre en libertad, sobre las modulaciones de la alegría y la tristeza que alternan nuestros días. Su opción por la alegría produce una ruptura con una larga tradición de filósofos tristes.