La convivencia escolar es el reflejo de los hechos de la intolerancia que manifiestan los estudiantes en las aulas escolares y fuera de ellas; este hecho ocurre en la cotidianidad de los centros educativos a nivel nacional e internacional, es relevante para la investigación plantear unas líneas de Savater (1992) en su obra Política para Amador: De modo que vivimos en conflicto porque nuestros deseos se parecen demasiado entre sí y por ello colisionan unos contra otros. También es por demasiada sociabilidad (por querer ser todos muy semejantes, por fidelidad excesiva a los de nuestra misma tierra, religión, lengua, color de piel, etc...) por lo que consideramos enemigos a los distintos y proscribimos a los que nos difieren (1992, p. 44).