El trabajo contempla la totalidad de las fases de la tutela. Conservar el arte del pasado siglo es una labor ímproba, dado que en dicha centuria la humanidad produjo un número mayor de objetos artísticos que en el resto de la historia. Estas obras no fueron realizadas con los procedimientos tradicionales, los cuales perseguían la perdurabilidad del objeto. La principal dificultad para proteger el arte del siglo XX es la impresión generalizada de que el patrimonio, para serlo, debe ser antiguo; de ahí también que se produzcan tantas negligencias en este segmento de la protección. La documentación es un asunto capital, conocer es valorar. Por otra parte, una de las actividades artísticas más practicadas fue precisamente la documentación (de acciones, proyectos, situaciones sociales, el paso del tiempo, arte corporal, etc.). La difusión es la mejor aliada de la propia tutela. El arte contemporáneo ofrece una cantera inagotable de ideas para educar en valores, así como en los principios esenciales que sustentan lo artístico como constante humana. Se trata de concienciar a la población para que ella misma tutele los tesoros de la modernidad.