A partir de los años 70 el debate educativo, desde la sociología, se centra en el papel que desempeña la institución escolar en la reproducción social y el desigual reparto de poder que se da en la misma. Aspectos relevantes de este debate son: la democracia escolar, la participación de padres y madres en el sistema educativo, la educación centrada en el alumno, etc. Sin embargo, en todo este debate no se tiene en cuenta la variable sexo-género. Ha de ser el movimiento feminista quién, paralelamente, pone en cuestión también al hacer un análisis crítico desde la perspectiva de sexogénero. En los años 80 las investigaciones en las que el sexo-género es tenido en cuenta como una variable significativa y como una categoría analítica, hacen explícita la situación de las mujeres en el sistema educativo, ponen en evidencia los sesgos existentes en el currículo escolar, cuestionan la transmisión de la ideología sexista a través del currículo oculto, la organización escolar, las relaciones profesorado-alumno y, en general, el carácter sexista del sistema establecido.