Cuando Hannah Arendt se encontró con Adolf Eichmann en su juicio en Jerusalén se sorprendió de que no parecía poseer ninguna de las características normalmente asociadas con la gente malvada, como la mala conducta, la codicia, el odio, etc. En cambio, su cualidad más sobresaliente era su total desconsideración. Esto planteó la cuestión de si podría haber una conexión entre el pensamiento y la abstención de hacer el mal, que ella exploró en su último libro La vida de la mente. Si en efecto existe tal conexión, puede haber una clase de gente que podría ser llevada a abstenerse de hacer el mal si se les puede persuadir de que se dediquen a pensar. Este libro examina el éxito de Arendt en el establecimiento de dicha conexión mediante el análisis sistemático de las tres secciones de La vida de la mente sobre el pensamiento, la voluntad y el juicio. Aunque su proyecto general se ve obstaculizado por el frecuente uso de conceptualizaciones muy abstractas y oscuras, sus definiciones más terrenales del pensamiento y un examen del dogmatismo apuntan a una dirección interesante. Puede que con métodos concretos para contrarrestar la irreflexión dogmática de alguien como Eichmann.Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator
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