Tratando de destejer, para hacer una trama distinta, buscando palabras, hilos de sentido del propio hacer, y dejándome llevar por el deseo de acercarme a pensar el educar de otra manera, parto de la idea del ser mujer o ser hombre en la educación como algo que es significativo de tomar en cuenta, todo acto educativo es un acto de relación y de que nuestro origen y el de la educación es femenino, porque es cada madre quien nos acoge en primer lugar y establece con cada una y con cada uno la primera relación, mediante la que nos enseña a hablar y nos busca un lugar en el mundo. Por eso, la educación que tiene sentido, reconoce su raíz, que es la relación de confianza e igualdad, no de poder y jerarquía. Pero no perdiendo de vista, que la educación se refiere a un proceso estrechamente relacionado con las características históricas y sociales de los diversos contextos, los cuales van a determinar las condiciones que permiten definir al ser humano.